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Los 10 mandamientos de Dios, Explicación y comentarios

En la actualidad, muchas personas han eliminado a Dios de su vida. A veces nos estorba y prefieren borrarlo en vez de pensar en qué nos pide ciertas cosas. Otra de las cosas que Dios nos pide es cumplir con los mandamientos que nos entregó. Los mandamientos son un camino para llegar a la Tierra prometida y ser felices. Si lo cumplimos, vivimos en paz.


Los 10 mandamientos
Los 10 mandamientos de Dios. Explicación y sus comentarios teológicos

Los tres primeros mandamientos de la ley de Dios nos enseñan cómo debe ser nuestra actitud hacia Dios y los siete siguientes nos enseñan nuestra actitud hacia el prójimo, con los que nos rodean.

Los mandamientos de Dios son los siguientes:

  1. Amarás a Dios sobre todas las cosas
  2. No tomarás el nombre de Dios en vano 
  3. Santificarás las fiestas
  4. Honrarás a tu padre y a tu madre 
  5. No matarás 
  6. No cometerás actos impuros 
  7. No robarás
  8. No darás falso testimonio ni mentirás 
  9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros
  10. No codiciarás los bienes ajenos


1.     Amarás a Dios sobre todas las cosas.

Dios debe ser lo más importante en nuestras vidas, debemos amarlo, respetarlo y vivir cerca de Él. Podemos hacerlo con la oración y los sacramentos: 

Creemos, confiamos y amar a Dios sobre todas las cosas.

a.     Creer que Dios es mi Padre me ha dado la vida y me ama.

b.     Confiar en Dios porque me ama y me ama infinitamente.

c.      Amar a Dios es más importante que a nadie en el mundo.

Para saber si cumplimos con el mandamiento, podemos preguntarnos.

-         ¿Estoy amando a Dios como un hijo ama a un padre como un hijo?

-         ¿Vivo solo para lo que sucede en la tierra?

 

2. No tomarás el nombre de Dios en vano.

Este mandamiento nos dice respetar el nombre de Dios y todas las cosas sagradas.

Para seguir este mandamiento, debemos usar el nombre de Dios con amor y respeto. Hay que cuidar y respetar todas las cosas que tienen que ver con Dios, así como respetar al sacerdote y a las personas consagradas a su servicio.

Podemos preguntarnos si cumplimos con el mandamiento.

-         ¿Uso el nombre de Dios de manera cariñosa y respetuosa, sin jurar en vano?

-         ¿Remedio por las cosas de Dios (capilla, Biblia, rosario, etc.)?

-         ¿Trato respetuosamente a los sacerdotes y personas consagradas al servicio de Dios?

-         ¿He cumplido con lo que prometí?

-         ¿Cómo he jurado en falso?

-         ¿Has cumplido las promesas de Dios?

 

3. Santificarás las fiestas.

Nos manda dedicar los domingos y los días de fiesta a alabar a Dios y a descansar sanamente.

Para cumplir con este mandamiento, debemos ir a Misa todos los domingos y fiestas que la Iglesia nos enseñe y celebrar el amor de Dios y todo lo que ha hecho por nosotros. Debemos aprovechar los domingos para rezar y estar cerca de Dios, así como para descansar y ayudar a que otros descansen. También es importante dedicar este día a las cosas de Dios y a la familia.

Para saber si cumplimos bien con este mandamiento, podemos preguntarnos:

-         ¿Vengo a Misa los domingos y fiestas que la Iglesia manda?

-         ¿Me siento muy cerca de Dios durante la Misa y escucho lo que me quiere decir?

-         ¿Creo en Dios los domingos?

-         ¿Ayuda a los demás a descansar? 

Los días en los que se debe asistir a Misa, además de los domingos, son marcados por la Conferencia Episcopal de cada país.

 

4. Honrarás a tu padre y a tu madre.

Este mandamiento nos obliga a respetar a nuestros padres y a quienes Dios nos guía y guía en nuestras vidas.

Para cumplir este mandamiento, debemos escuchar, respetar y amar a los padres y a aquellas personas que tengan autoridad sobre nosotros. 

Los padres deben olvidarse de sus deberes y obligaciones para con los hijos. Esto no quiere decir que los padres deben olvidarse de sus deberes y obligaciones para con los hijos.

Podemos preguntarnos si cumplimos con este mandamiento.

-         ¿Ayudo espiritualmente o materialmente a mis padres?

-          ¿Los acompaña en la vejez?

-         ¿Les daría amor?

-         ¿Me han agradecido ellos?

-         ¿Los acompaña a sus enfermedades?


5. No matarás.

Este mandamiento nos obliga a respetar nuestra propia vida y la del prójimo, cuidando de la propia salud, ya que la vida humana es sagrada. Se trata de no dañar ni atentar contra la vida propia o ajena, física o moralmente.

Para cumplir este mandato, debemos servir a la vida protegiendo nuestra salud, para no caer en vicios como el alcoholismo o la drogadicción. El acto de suicidio constituye un ataque contra la propia existencia.

En cuanto a la vida de otros, debo evitar las críticas y el revelar todos los defectos ajenos, es decir, las calumnias. El comportamiento físico de individuos conlleva una amenaza contra la vida ajena. El aborto implica la muerte de una vida en el seno materno.

Para determinar si estoy cumpliendo con este acuerdo, puedo preguntar:

-         ¿He manifestado una actitud desagradable hacia los demás?

-         ¿Ha sido sometido a maltratamiento físico a alguien?

-         ¿He experimentado en algún tipo de juego?

-         ¿He cometido un atentado contra mi salud?

 

6. No cometerás actos impuros.

Este mandamiento nos permite conservar la pureza del cuerpo y del alma.

Con el fin de cumplir con este mandato, es necesario realizar la limpieza interior de nuestro cuerpo y alma, ya que es un tesoro de gran importancia que debemos preservar. Nuestro ser se erige como un templo del Espíritu Santo.

Con el fin de determinar si cumplimos con el presente mandato, es posible plantearnos unas cuestiones:

-         ¿Se ha cometido adulterio o fornicado?

-         ¿He presenciado algún tipo de pornografía?

-         ¿Me he permitido experimentar pensamientos y deseos morbosos?

-         ¿He dominado mi mente?

-         ¿He efectuado la práctica de la homosexualidad?

-         ¿He llevado acabo la práctica de la estimulación sexual?

 

7. No robarás.

Este mandato nos insta a respetar a los demás y emplear nuestras acciones para lograr el bienestar. Asimismo, nos insta a respetar y preservar la creación.

Con el fin de cumplir con este mandato, es imperativo no utilizar aquello que no sea nuestro y evitar causar perjuicios a los demás. Respetar la creación y emplear los elementos para lograr el bienestar. Solicitar a los individuos que desempeñan su labor y, en caso de ser contratado, cumplir con los requisitos requeridos para mi contratación.

Con el fin de determinar si cumplimos con el presente mandato, nos planteamos las siguientes cuestiones:

-         ¿Devolveré las mercancías que encuentro y no son de mi propiedad?

-         ¿Cuál es la responsabilidad que me brindan?

-         ¿Conoce las cosas que poseo?

-         ¿Conoce y respeto la creación?

-         ¿Podría compartir mis pertenencias con la gente necesitada?

 

8. No darás falso testimonio ni mentirás.

Este mandato nos insta a mantener una actitud sincera y prudente. Nos pide siempre decir la verdad. El acto de mentir implica la omisión de palabras falsas y la acción de engañar.

Con el fin de cumplir con este mandato, es necesario expresar la verdad y no engañar a los demás ni emitir palabras desagradables.

Para determinar si cumplimos con este acuerdo, me puedo preguntar:

-         ¿Estoy acostumbrado a ser honesto?

-         ¿Acostumbro solucionar mis problemas sin mentir?

-         ¿Cuál es mi opinión respecto a las demás personas?

 

9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros.

Este mandato nos sugiere que no debemos reflexionar ni desear acciones inmorales. Nos solicita una profunda pureza en el corazón con el fin de contemplar todas las cosas con los ojos de Dios. Sea yo soltero(a) o casado(a)

Para alcanzar este mandato, es imperativo adquirir la virtud de la pureza. Esta virtud nos conduce a respetar el orden establecido por Dios en el uso de la capacidad sexual para vivir un amor humano más perfecto. Adoptar la castidad, protegiendo lo que vemos, lo que oímos, lo que decimos, etc. Aguardar el corazón de todo lo que pueda afectar.

Para saber si cumplimos con este mandamiento, podemos solicitar:

-         ¿Ha experimentado pensamientos inmorales?

-         ¿Has experimentado la virtud de la castidad en mi existencia?

-         ¿He mantenido cuidado con la pureza de mi corazón?

-         ¿He propiciado circunstancias que me ocasionen temor y ansiedad?

 

10. No codiciarás los bienes ajenos.

Este mandato nos insta a perseverar y evitar la presencia de la envidia en nuestros corazones.

Con el fin de cumplir este mandato, es imperativo que nuestros seres humanos se sientan orgullosos de las cosas que poseemos, y no tener temor ante la presencia de otros individuos. Agradecemos y disfrutamos de lo que poseemos.

Para determinar si estamos cumpliendo con este acuerdo, nos podemos preguntar:

-         ¿Me encuentro satisfecho con las actividades que poseo?

-         ¿Agradezco y custodio las cosas que poseo como un beneficio divino?

-         ¿Me pongo feliz por mis amigos cuando consiguen algo que yo no poseo?

-         ¿Me encuentro feliz cuando a los demás les suceden cosas buenas?

Al cumplir los requisitos establecidos, nos encontraremos en proximidad de la divinidad y experimentaremos una mayor felicidad. Los Diez mandamientos son el mejor sendero para llegar al Cielo.

Considere que, para alcanzar la felicidad, es imperativo cumplir con los Diez Mandamientos que Dios le impartió a Moisés. No olvide que seguir las huellas de Cristo es imitarlo en su pleno cumplimiento de las leyes de su Padre. Además, seguimos el mandato de Cristo: amarnos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo, y predicar el Evangelio a todas las personas.



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